MOLDEANDO MEMORIA EN READING IN THE DARK Y THE BOOK THIEF

Resumo

Si bien la modernización social y económica alteró las formas tradicionales de comunidad y prestó una nueva urgencia a la transmisión de recuerdos, el nacimiento del cine y otras tecnologías culturales masivas produjeron una circulación sin precedentes de imágenes y narrativas sobre el pasado, posibilitando un uso portátil y no forma esencialista de la memoria. En este contexto, fue cada vez más posible tomar recuerdos de eventos no experimentados en lo personal, recuerdos que, a pesar de su calidad mediada, tenían la capacidad de transformar la propia subjetividad, la política y los compromisos éticos. Considerando el proceso de formación de la memoria, Avishai Margalit (2002) habla de una ética de la memoria en relaciones interpersonales "delgadas" y "gruesas", respaldada por el atributo de ser humanos y regulada por la moral y la ética. Desde su perspectiva, Alison Landsberg (2004) se refiere a "memorias protésicas" derivadas del compromiso con una representación mediada que las hace ampliamente disponibles para personas de diversos orígenes, y les impide ser propiedad privada de un grupo en particular. No solo Margalit sino también los puntos de vista de Landsberg postulan recuerdos que podrían ayudar a condicionar cómo una persona piensa sobre el mundo y podrían ser instrumentales para articular una relación ética con el otro, o para promover valores sociales igualitarios. Este artículo intenta explorar y explicar cómo funcionan estos puntos de vista teóricos en la novela Reading in the Dark de Seamus Deane (1996) y la versión cinematográfica de The Book Thief (2013) adaptada por Michael Petroni y dirigida por Brian Percival ―basada en la novela de Markus Zusak (2005)―, respectivamente, para dar forma a una particular, más crítica visión del mundo. Palabras clave: memoria; narrativa; comunidad; trauma; empatía.